Foto de Martín Varsavsky |
La
guerra del 14 sorprendió en Europa a muchos argentinos de la alta sociedad que
acostumbraban a pasar allí largas
temporadas. Argentina se proclamo
neutral. Primero, bajo el mandato de Roque Sáenz Peña y posteriormente, por Hipólito Yrigoyen, quien sostuvo la postura de su antecesor.
Como escribe Héctor Zimmerman en "Tres mil historias...:" Ante
cualquier dificultad que se les presentaba con las autoridades de los bandos en
pugna, esos “anclados” forzosos exhibían el pasaporte acompañado de la frase “Yo,
Argentino”.
La expresión fue motivo de chistes y monólogos en nuestros
teatros de revistas.
Y pasada la guerra, quedo como declaración de
prescindencia: “YO, ARGENTINO”. Una frase que confiere la mejor de las
visas para el desentendimiento.
Esta es la expresión cotidiana del no
compromiso.
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