Sacerdotes Druidas |
Durante muchos
siglos antes del cristianismo, los pueblos célticos de Europa rendían culto a los arboles por considerarlos
los templos de la santidad y principal representación de los dioses en la
tierra. El árbol servía como medio para enviar la dolencia o el mal de la Tierra.
También se recurría
a este vegetal si la mala suerte visitaba a un hombre bajo la forma de demonios
o si iba a librarse una batalla. En estos y otros casos el sacerdote druida celebraba una serie de ritos y ensalmos en las
llamadas enramadas sagradas, lugares que equivalían a las modernas iglesias.
Hay además,
quienes dicen que las supersticiones referentes a la madera también nacen del
material con el que está hecha la cruz de Jesús.
Resultado
de estas creencias es nuestra costumbre de tocar madera como signo de la buena
suerte, ya que esta atrapa al espíritu maligno y lo hace caer a
Tierra.
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